El mejor regalo que podemos hacerle a un niño argentino es el de la PALABRA. Ofrezcámosle nuevos vocablos. Expliquémosle, con ejemplos, nuevos términos. Pintemos con palabras nuestras frases. Permitámonos hacer poesía cuando hablamos. No con rima, necesariamente. Más bien, con sentido estético, con belleza. La pérdida de la palabra es directamente proporcional a la violencia que nos habita. Los jóvenes que NO pueden (no saben) DECIR generan violencia, ira en su interior. Se dañan, y luego hieren también a su prójimo. El humano es un animal (alma) parlante. No podemos SER sin la palabra. Te propongo que a tu hijo, sobrino, nieto, hoy, al comenzar el año, le digas una palabra nueva. Por ejemplo: Majestuoso. Y le explicás: "majestuoso" es algo o alguien que tiene grandeza, entereza. Y luego, le seguís explicando, porque en algún punto va a comprender. Porque te sorprenderá cuánto vocabulario hay en tu corazón, que en definitiva, es el único diccionario al que tenemos acceso las veinticuatro horas. Recordemos: somos Palabra. "...Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Feliz Dos Mil Doce.
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