Del Dar y el Recibir - Por Alex Quaranta
Los problemas del S. XXI no están centrados en "cómo damos". Los problemas ahora giran en torno a "cómo recibimos". Hemos sido educados para "dar". Pero no fuimos entrenados lo suficiente para "recibir". Damos con alegría, recibimos con dolor, cerrándonos.
Esa cerrazón u obstinación hace que el "recibir" quede siempre ubicado en la matriz del sufrimiento. Aún antes de ser atravesados por el amor de quien se entrega a nosotros, nuestro corazón se cierra en una sístole casi perpetua, creando barreras con la sustancia de un material intangible -valga la licencia narrativa- que se aloja en nuestro subconsciente.
Persistimos en el cierre. La diástole del nuevo día, la dilatación que permitiría el paso del nuevo flujo vital para darle la bienvenida al otro, no acontece.
Ha llegado la hora del receptor alegre. Al dador alegre, ya nos lo han adornado con sobrada benevolencia. El receptor alegre ha comprendido (saboreado internamente) que Dar y Recibir se acompañan en un mismo eje, de entradas y salidas; en un eterno ahora que lo iguala a su prójimo porque primero se ha comprendido/saboreado como el primer prójimo, como su mismo "alter", su otro, su mismidad y su trascendencia.
El Dolor es quedarnos en un laberinto hemorrágico de entregas.
El placer es instalarnos en el Dar-Recibir de un Yo-Tú-Todo.
Gracias por recibirme.
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