Nos susurramos un silencio

 

 

Nos susurramos un silencio, quizás dos. El aire cargado de mariposas oxigenadas, de vuelo plácido, rosado y dulce. Nuestras miradas, apenas se tocan; nuestros labios sueltan una sonrisa livianita como pluma.

Un silencio, quizás dos. La música envuelve un aura compartida. Una velita de luz tenue, una fragancia lejana, de azafrán y canela, de desiertos muy anaranjados, rojos de fuego.

Una imagen sin sonido en la pantalla. Paisaje de azules y blancos. Una iglesia. No. Sí. Una iglesia. Ortodoxa. No es ni para vos ni para mí. Es para los dos. Un Cristo dorado y un mar sin sal.

Nos susurramos un hasta siempre. La arena blanca se dispara al espacio. El viento cubre nuestros cuerpos de distancia. No nos volveremos a ver. Apenas un sueño.

Nos susurramos un silencio, quizás dos. Lo que fue, sigue siendo. Lo que es, nunca ha sido. Lo que será, no es. Dos soles y ninguna luna. Ámbar y miel, ningún plateado, ningún espejo. Ya no nos miramos. Miel y ámbar, el color de tu piel.

Un silencio, quizás dos. Y una eternidad de espera. Un puente de nardos muy blancos y perfumados. Dos rodillas, una cruz, y un amén.

 

AQ.