Cierre 2018 - Inicio 2019, por Alex Quaranta
Y después de 20 años, regresan el 1 y el 9. ¡Feliz 2019 para todos!
Cuando en 1999 dejábamos atrás la alianza de 1 y 9, de todo un milenio de asociación de inicios (1) y finales (9), y nos lanzábamos a encontrarnos con un milenio caracterizado por el dígito 2 a partir del 2000, no intuíamos que nos sería tan difícil. Ni siquiera pensábamos entonces que nos costaría tanto integrar la energía Yin de la vida, nuestros aspectos femeninos, nuestras ambivalencias, polaridades y salir de esos extremos (tan mentales) de etiquetar la vida en bueno/malo, lindo/feo, claro/oscuro, y un sinfín de dualidades. ¡Cuántas experiencias y pruebas atravesamos con (y gracias a) nuestras grietas personales, sociales, vinculares!
Bueno, en 2019, el milenio 2 nos dice: “He aquí, les devuelvo por 365 días a vuestros 1 y 9, a los que tanto echáis de menos, y os los doy en un año #3. Haced con ellos según os plazca”. Como verán, el milenio no nos habla en neutro, ni en ninguna de las otras variantes pseudo-lingüísticas a las que nos vimos sometidos en un año tan polarizado como el 2018. Ahora vamos por un año #3, devenido de esta suma: 2+0+1+9 = 12 = #3. Coincide, con una etapa en la que el Cielo nos muestra a Júpiter (simbolizado por el 3 en la Ciencia de los Números) en toda su salsa (es decir, la energía de Sagitario): así que la expansión estará a flor de piel durante todo un año. No obstante, según el lenguaje de los números, la expansión tampoco es “tan expansiva” desde que entramos en el territorio del 2 con el milenio 2000... por mil años tendremos que ejercitar, probar y a veces, reprobar, las cualidades del 2: integrar nuestros polos, nuestros macho-hembra, nuestro femenino-masculino; y valorar la escucha (el 2, es la oreja/oído/receptáculo de los números); y esa energía #2 pide que, al escuchar, sentemos las bases de nuestro accionar, de toda expansión y salida hacia el éxito... (vean que al dibujar el número 2, le trazamos una base, bien segura... pero esa seguridad dependerá de habilitarnos para escuchar con atención, calidez y calidad, y por sobre todas las cosas, afecto; y, además, hacer caso a nuestras intuiciones, a nuestros sueños, y a nuestro lado emocional en equilibrio).
Antes de meternos en el 2019, veamos qué pasó en el 2018. El 2018 fue un año 11/2. Y todas las pruebas del 2 estuvieron a la orden del día. ¿Escuchamos o simplemente oímos? ¿Hubo ruidos en nuestras comunicaciones? ¿De verdad nos comunicamos o solamente hablamos tipo bla bla bla? ¿Callamos cuando debimos hablar o estallamos en verbo y palabra cuando merecíamos todos escuchar/nos mejor? El 8, que representó el dígito de la unidad en la cifra 2018, nos pidió pasar por las pruebas (8) de INTEGRIDAD con respecto a muchos temas simbolizados por el 2: léase pareja, vínculos, sociedades y asociaciones, el otro en general, la escucha, la paciencia, la dualidad, el tuyo-mío, decir-callar, el jefe y la secretaria, y la LEY DEL SILENCIO... que me parece que, unos cuantos, nos llevamos a marzo...
El número 18 -últimos dos dígitos del año-, le pidió a nuestro lado masculino (1) que sacara una hoja en la clase de “¿VIVES LO QUE CREES?” y ¡oh, qué macana! Examen sorpresa. Y todo lo relacionado con nuestra “cabra imperativa interior”, como una estatua de piedra y sin vida, fue bajada del plinto por fatua. Abajo con esa escultura de los machos cabríos que exudan olores marcando territorio sólo para demostrar que son más hombres... ¿Qué es ser hombre? ¿Qué es ser humano? Y así fue... El cuello de botella (que el 8 lo tiene en su parte medial) fue difícil de pasar y de desanudar en un año Yin #2, donde lo femenino estaba reclamando atención. No sólo lo femenino en la esfera social, claro que no. Nuestro aspecto Yin también en lo personal, no importa si hablamos de varones, mujeres, osos polares o piedras. Ese aspecto YIN pedía, como un último reclamo, renacer en todos y cada uno.
2018 cierra en un día 9. Lo mismo ocurría hace 9 años, en 2009. ¿Cómo vivíamos ese momento? Hagamos un ejercicio de memoria. Hoy, 31+12+2+0+1+8 = 54 = 9. En 2009, pasaba lo mismo desde lo simbólico-energético: 31+12+2+0+0+9 = 54 = 9.
Cerrar nuestro año gregoriano con un #9 es simbólicamente “ajustado” y oportuno. Es un VERDADERO CIERRE. Es la oportunidad (desde la materia sutil y simbólica) de SOLTAR.
Este lenguaje -el del simbolismo que nos trae el “desajustado” calendario del Papa Gregorio, es atacado por todos los investigadores en lenguajes simbólicos. Y sí. Pero cada idioma tiene su riqueza, y digo yo, ¿habremos visto que también este lenguaje tiene su propio orden y sincronía? Cada vez que cerramos un año en una energía, abrimos el siguiente con +5. Si cerramos un año en 9, el siguiente se iniciará en 9+5 = 14 = 5. Es decir, el 31 de diciembre de 2018 es #9 y el 1 de enero de 2019 es #5. (1+1+2+0+1+9 = 14 = 5).
Veamos el año pasado. 31+12+2+0+1+7 = 53 = #8 y abrimos el primer día de enero de 2018 así: 1+1+2+0+1+8 = 13 = #4.
Si a 8 le sumamos CINCO (5) nos da 13 = #4. En 2017 cerramos con un 8 y abrimos el 2018 con un 4. Siempre es +5.
Ese +5 de un cierre a un inicio del año siguiente, nos pide MEDIAR. El 5 es la vibración del MEDIO, la que está entre los primeros 4 dígitos (1,2,3,4) y los últimos 4 dígitos (6,7,8,9). Es el número que en la grilla telefónica se encuentra en la mitad y hace contacto con todos los otros. Y al que los no videntes recurren para ayudarse “a ver” en ese teclado. En cada fin e inicio de año calendario, esa energía diferencia +#5 nos pide abrirnos, MEDIAR, MEDICARNOS -sin recetas nis prescripciones-, ser nuestros MÉDICOS espirituales, y sanar la brecha de lo que finaliza con lo que estamos iniciando.
La imagen que nos ayudará a darle la bienvenida al nuevo año: CONTEMPLAR ese dígito 9 que ocupa el lugar de la unidad en este año como si fuera UNA NIÑA (nuestro lado YIN) que abraza/sostiene la SABIDURÍA DE LA VIDA (simbolizada por el Búho, el 9). SABIDURÍA es aprender del SABOR DE LA VIDA... Se dice que un búho puede girar su cabeza 270 grados... Claro 270 da 9. (Si girara 360 también sumaría 9, pero seguramente se rompería el cuello). La SABIDURÍA es también saber ver (intuir/ver desde adentro) nuestros límites...
Que el 2019 (Año #3) nos ayude a iniciar (1) y finalizar (9) desde un equilibrio emocional (milenio 2), expandiendo nuestra comprensión (3) al mirar al otro (2) que es también un YO en el ESPEJO DE LA VIDA. Porque nos llega la oportunidad de SOLTAR (9) el YO PEQUEÑO y EGOÍSTA (1) para así poder JUGAR EL JUEGO DE LA VIDA CON MÁS ALEGRÍA (3) y EMOCIONADOS (2) por el “¿simple?” MISTERIO DE ESTAR VIVOS.
FELIZ TRÁNSITO PARA TODOS. ALEX.
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