Las  musas me visitan los días de lluvia, de truenos, de cielos cargados de  plomo... Días que huelen a azufre brotando de los orificios de un  infierno tan rojo y tan cercano.  Me obsequian la fragancia de un mar de  sal, aroma que calma y beatifica el alma de los recuerdos.  Y entonces,  regresa la infancia, y guiñándome un ojo, se monta a un relámpago para  esperarme en la próxima vida. (Alex Q.)
			
			
			
		
		
		
		
		
		
		 
0 comentarios