Las tortas se cortan con cuchillo Por Alex Quaranta
¿Te han dicho que eres dulce? ¿Dulces tus modales, dulzura en tu trato, el dulce brotar de las palabras de tus labios? ¿Te lo han dicho?
Bueno, me lo han dicho muchas veces. Y acuerdo con ellos (ellas, generalmente) que es así. Si ustedes así lo quieren, extraen esa dulzura que me habita como a un panal se le extrae la miel que miles de abejas producen de las libaciones de flores silvestres, cargadas de la desbordante sexualidad en Natura.
Ahora bien. Esa cualidad, la dulzura, es muy venusina. Es la sensualidad y belleza del orgásmico eje de Tauro-Escorpio. Y el trato comprometido, equilibrado, aunque audaz, del eje Libra-Aries. Pero en este último, se nos hace necesario integrar a Marte (que rige a Aries), cuya energía es filosa, cortante y de hierro.
Así, también he sentido que soy agresivo, que me llevo bien con mi masculinidad, con mis zonas impulsivas, tajantes, metálicas, filosas.
Vale decir que las tortas -lo dulce (cualidad Venus)- se cortan con cuchillo, con un filo (cualidad Marte).
La dulzura es para actuarla. Las tortas piden ser partidas en porciones y servidas. La dulzura deviene una fiesta cuando todos comparten, cuando cada uno recibe su porción y la degusta. Ceremonia de saliva y vida impregnando las papilas gustativas. Los invitados, todos, celebrando bajo el mismo cielo sensitivo pero, a la vez, cada cual decodificando los sabores según su conciencia, su particular sensibilidad a los gustos.
Es la mágica (¡palabra plutoniana/escorpiana, si las hay!) danza de Venus y Marte, acompasándose, acariciándose en sensuales movimientos rítmicos de soles y lunas, de luces y sombras, de aromas más densos, más sutiles; es la danza del yin-yang, del cielo y la tierra, de los amantes.
Recordemos. Los deseos se celebran con pasteles de chocolate y de fresas cuyas porciones se cortan con el filo de un cuchillo. Repartamos de nuestra dulzura. Y a cada cual, su porción.
0 comentarios