De vida y muerte - por Alex Quaranta

De vida y muerte - De la bitácora de los sueños, por Alex Quaranta

 

Cierta dislexia emocional me impide leerme el alma cuando ésta duerme su sueño de soledad y nostalgia. 

A veces, al despertar, oigo su voz que atravesando mil estrellas, logra devolverme un segundo de atemporalidad sagrada.

Siento cómo me suelta la mano, y se monta a un rayo de luz del paraíso. Entonces, hago descender la mirada para tocar con mis ojos la tierra. Percibo la gravedad, el sostén.

Vuelvo la vista al cielo, pero ya no puedo verlo. Camino seis pasos de ternura y dos de paciencia. Es la calle del sueño perdido.

Y en un arrebatado gesto de insuficiencia, quiero hablarle al muerto y gritarle su insolencia, por dejarme tan solo y vacío. Pero desisto.

Bajo mi cabeza, una vez más. Observo mi calzado manchado por vetas de polvo, tierra seca. Le guiño un ojo a la rosa, y le sonrío a la lápida.

Ahora, abandono el camposanto, echando una última mirada a la tumba imperturbable. En la iglesia suena una campanada de mentirosas promesas.

Nuevamente, sonrío. El viento es muy real para que pueda existir algo más prometedor que una brisa fresca y respirable. Lujuriosa y viva.