He denominado a esta SERIE SIMBÓLICA "UN VIAJE ARQUETÍPICO POR LOS 10 MANDAMIENTOS".
Este trabajo está basado en un curso introductorio que he ofrecido hace algunos años y que tiene por objetivo "resignificar, comprender e integrar" algunos de nuestros mandatos interiores a la luz de los 10 Mandamientos, según el libro de Éxodo, Capítulo 20 (A.T.).
UNO * PRIMER MANDAMIENTO
YO SOY EL DIOS DE ISRAEL. YO LOS SAQUÉ DE EGIPTO, DONDE ERAN ESCLAVOS. NO TENGAN OTROS DIOSES APARTE DE MÍ.
... Dios no tiene otras manos que las nuestras. SOMOS UNO con el Creador, somos UNO con el fluir de la Vida, y estamos aquí para sentirnos conectados al Principio dador y benefactor. Así podemos afirmar: SOY LA ACTIVIDAD DE DIOS EXPRESÁNDOSE COMO “YO MISMO”.
DOS * SEGUNDO MANDAMIENTO
“NO HAGAN ÍDOLOS NI IMÁGENES DE NADA QUE ESTÉ EN EL CIELO, EN LA TIERRA O EN LO PROFUNDO DEL MAR..." Hay imágenes, ideas, pensamientos, conceptos grabados en nuestro subconsciente que no están alineados con nuestra verdadera esencia. Vale decir, que no nos corresponden o no se corresponden con quienes somos en realidad. Esas imágenes, ideas y pensamientos quizás hayan sido aceptados por nosotros cuando nuestras “barreras de conciencia” no estaban trabajando correctamente (porque no estábamos conscientes, es decir, no habitábamos el “presente”), y allí quedaron como materia prima que da nacimiento, muchas veces, a hechos y eventos no deseables en nuestra vida...Esta es una invitación a despejar nuestro cielo (pensamientos) y aclarar nuestras aguas (emociones). Recordemos que, tanto el pensamiento como las aguas, se corresponden con el número 2 que estamos tratando ahora.
TRES * TERCER MANDAMIENTO
“NO TOMARÁS EL NOMBRE DE TU DIOS EN VANO.”
La versión aramea de las Escrituras (Peshitta) traduce “EN VANO” como “EN FORMA FALSA”. Recordemos que la falsedad es la alteración o simulación de la verdad. Cuando usamos la palabra falseando la Verdad de la Vida (Dios nombró/creó a todo como Bueno, y ésta es la Verdad), entonces vivimos las consecuencias de nuestros dichos. Muchas veces, hablo en forma negativa, criticando, nombrando lo que veo como “malo”, carente, pobre. El Nombre de Dios es EL BIEN SUPREMO y nuestra palabra debe estar alineada con esta Verdad para que regrese a nosotros como un ABUNDANTE JARDÍN DE BENDICIONES. Para ello, comencemos a expresarnos con conciencia de lo BUENO que hay en todo y en todos. ¡Viendo y diciendo lo BUENO de la VIDA seguiremos regando y oxigenando nuestro Jardín (3)!
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